24.5.09

no desaproveches una buena crisis

Son muchas las voces que se alzan estos días a favor de entender la crisis como oportunidad. Valientes somos los que escribimos y decimos estas cosas desde los cómodos almohadones de nuestros trabajos fijos y empresas más o menos protegidas a los avatares de la recesión. Es fácil decir que en la crisis hay también oportunidad, pero ¿cómo se hace? ¿cómo puede una pequeña o mediana empresa transformar en oportunidad sus menores ventas y su línea de crédito que no le renuevan? No puedo evitar sentir la frustración de los que están en el campo de batalla y escuchan constantemente estos días las fáciles proclamas de la oportunidad en la crisis.

Es mi intención hablar de algunas reflexiones de cómo efectivamente existe oportunidad en estos tiempos difíciles, pero me gustaría hacerlo desde una perspectiva lo más realista posible y sin caer en lo fáciles tópicos del que nada se juega y solo busca la notoriedad de la palabra de moda.

En la depresión de los años 30 tres compañías americanas crecieron sus ventas y beneficios. Kellogg’s, Chrysler y Kraft. Las tres pasaron de ser compañías de segundo nivel a liderar sus mercados. Las tres tuvieron en común la decisión de duplicar sus presupuestos de marketing y de investigación mientras el resto de las compañías ajustaban sus costes y reducían sus inversiones para adaptarse a la crisis.

En la recesión de 1954 Texas Instruments lanzó el primer transmisor de radio para aparatos de consumo. Y en 2001 Apple se atrevió contra las voces más críticas de la explosión de la burbuja tecnológica y presentó el iPod.

Todas las recesiones importantes del siglo XX tienen ejemplos de empresas como éstas que en momentos complicados económicamente intensificaron la apuesta por sus productos con buenos resultados. Por supuesto existen muchas otras que desaparecieron en el intento, pero el ejemplo de las que lo consiguieron es suficientemente motivador como para intentarlo.

El sentido común nos dicta que en estos momentos de menores ventas lo que hay que hacer es ser prudente, reducir costes, no gastar mucho y esperar a que el temporal pase. Sin embargo hay 3 razones importantes para apostar más que nunca.

La primera tiene que ver con el marketing y la publicidad. Al reducirse los presupuestos publicitarios, anunciarse no solo es más asequible sino que la efectividad es mayor pues hay menos competencia por la atención de los consumidores. La segunda afecta a los equipos. Las reducciones de personal y dificultades en el mercado de trabajo hace que sea posible contratar y atraer un talento que en épocas de bonanza económica sería prohibitivo e inaccesible. La tercera tiene que ver con el producto. La crisis económica agudiza el criterio de los consumidores que hacen mucho más los deberes antes de comprar y son más exigentes. Si tu producto es realmente competitivo los consumidores van a apreciar especialmente sus beneficios.

La crisis fuerza la creatividad, nos pone contra las cuerdas, nos estruja el cerebro para encontrar soluciones nuevas. Nos hace aterrizar y ser realistas. No se despilfarra. Las cosas están difíciles, pero hay dinero en el mercado. Los bancos no arriesgan y no dan dinero, pero hay inversores con liquidez dispuestos a apostar por ideas buenas y valientes. Estoy convencido de lo que digo: no hay que desaprovechar una buena crisis.

Artículo publicado en CincoDías el 22 de mayo de 2009