15.12.09

Educación e Internet

El pasado viernes 27 de noviembre participé en un debate en el foro Educared organizado por la Fundación Telefónica. Entre casi 2.000 personas pude debatir acerca del futuro de la educación y me comprometí a continuar la apasionante discusión en un foro público.

Mi premisa fundamental con respecto a la educación y las nuevas tecnologías es la siguiente: Internet ha puesto patas arriba casi todas las industrias que ha tocado. Desde cómo compramos billetes de avión, cómo accedemos a la información de nuestro banco, cómo compramos la música que nos gusta, cómo buscamos casa o cómo leemos las noticias. Sin embargo las matemáticas se siguen enseñando igual que hace 150 años: un timbre suena, los niños entran en una clase, se sientan en un pupitre, un maestro se sube a una tarima, coge una tiza, escribe en una pizarra, los alumnos toman apuntes pasivamente y al final de trimestre, el profesor les hace un examen escrito que después de unos días que tarda en corregir, transforma en la nota que sirve de evaluación al alumno. Me parece increíble que Internet, que tanto ha cambiado a tantas industrias haya hecho tan poco por la educación en general.

La situación se agrava aún más pues los estudiantes, dada su congénita permeabilidad a la asimilación de lo nuevo, son los usuarios primeros y más avanzados de las nuevas tecnologías. Los niños que ahora son alumnos los hemos venido en llamar nativos digitales, y son precisamente los usuarios más activos del mundo de internet.

Es adicionalmente paradójico que no solo Internet haya penetrado tan poco en las aulas, sino que precisamente le público más preparado para hacer algo en Internet es el que menos acceso a ello tiene. El estudiante de 2009 cuando entra en el aula entra en un tunel del tiempo que le aleja de la normalidad de su vida, tuenti, YouTube, email y teléfono móvil para utilizar unas herramientas que ya solo utiliza en el aula. Al joven estudiante se lo estamos poniendo mucho más difícil al tener que aprender a aprender con metodologías y herramientas que nunca utilizará en su vida real.

El primer desafío es el del acceso. No hay duda de que lo que primero que necesitan los niños son ordenadores y buenas conexiones a Internet. Pero a mi juicio le estamos dando demasiada importancia a este punto. Cientos de miles de ordenadores en la aulas servirán de poco si no cambia la metodología. El problema no es que los niños no tengan ordenadores, sino qué hacen los niños con esos ordenadores. El desafío más importante es desarrollar nuevas metodologías de aprendizaje que combinen la presencia física con las nuevas tecnologías: las clases de geografía debería impartirse utilizando Google Earth; los trabajos de investigación deberían ser blogs sobre los que el resto de los alumnos pudiesen contribuir y comentar; parte de las clases necesitarán desarrollarse a través de herramientas colaborativas como Google Wave donde tanto alumnos como profesores podrán trabajar en tiempo real; los problemas de matemáticas se podrían resolver en hojas de cálculo compartidas; y las redacciones podrían ser documentos escritos compartidos con vídeos de YouTube creados y subidos por los alumnos.

Tenemos ante nosotros tremendas oportunidades de aplicar herramientas que ya existen y son utilizadas por los jóvenes a los procesos educativos. Los maestros tienen que ser también maestros de la nuevas tecnologías y tienen que ser más freakies que los propios alumnos en el uso de ellas. El título de magisterio debería tener un requisito imprescindible de ser absoluto experto en los medios digitales e Internet.

Artículo publicado en CincoDías el 11 de diciembre de 2009